Rusia se venga de la invasión del territorio ruso de Ucrania con un nuevo bombardeo masivo, logrando los objetivos del ejército y los civiles en todo el país, un ataque en el que el ejército ruso usó el arma de hipersónico.
«En respuesta a las acciones terroristas organizadas por el régimen de Kiev el pasado 2 de marzo en la región de Briansk, el Ejército ruso lanzó en venganza un ataque masivo», ha asegurado en su parte diario el general Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso. En su momento, Mykhailo Podolyak, asesor del Presidente ucraniano, ha negado cualquier implicación de Kiev en el supuesto sabotaje.
El ataque también alcanzó la capital, Kiev, donde resultaron heridas dos personas y dañadas infraestructuras, inmobiliario urbano y bloques de viviendas.
Los rusos también martillearon otras grandes urbes del país como Járkov, donde once misiles dejaron a la ciudad más importante del este de Ucrania sin luz, agua y calefacción; Mykolaiv (sur) y Odesa (mar Negro).
Debido a los ataques rusos, la planta nuclear ucraniana de Zaporiyia, la mayor de Europa, quedó completamente aislada durante varias horas, lo que obligó a encender una veintena de generadores diésel, aunque horas después se conectó a la red eléctrica general.
Mientras, la enconada batalla por el control de Bajmut continúa. Por si hubiera alguna duda, el ucraniano Oleksandr Syrskyi, comandante del Ejército de Tierra, ha asegurado que para Kiev cada vez resulta más importante defender ese bastión, aunque el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, niegue que su caída en manos rusas pueda suponer «un punto de inflexión en la guerra».
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