En Honduras el 53% aproximadamente de la población son mujeres y de ellas un 43% son mujeres rurales que se dedican a la tierra y al trabajo de diferentes actividades que contribuyen con la alimentación y ganadería de Honduras.
Las mujeres rurales enfrentan muchas barreras, pero su resiliencia las mantiene a flote y hoy en día se abren camino en la agricultura y la producción de alimentos, a pesar de ser desapercibidas.
Estas mujeres que no son reconocidas y que esperan acciones que le garanticen el acceso pleno a sus derechos, en especial a los derechos económicos y de acceso a los recursos productivos, son clave en la producción agrícola y agroalimentaria de los países.
En Honduras tienen importantes desafíos, especialmente en términos de acceso a recursos, empleo y participación económica y según las estadísticas en las áreas rurales solo el 12.5% de las personas con empleo son mujeres y el 67% de las mujeres en estas zonas son consideradas parte de la población económicamente inactiva, dedicándose principalmente a labores domésticas o actividades agrícolas no remuneradas.
Esto imposibilita a que las mujeres rurales puedan acceder a la tierra y el crédito, ocasionando que muchas mujeres rurales aún dependen de los hombres para obtener acceso a estos recursos, lo que limita su capacidad de participar plenamente en la producción agrícola y en la economía rural.
Los países entre ellos Honduras, realizan esfuerzos por mejorar la brecha de género en las zonas rurales, promoviendo políticas públicas que aborden esta situación y mejoren el acceso de las mujeres rurales a recursos productivos, empleo formal y oportunidades económicas.
Un ejemplo es que entre 2022 y 2024, Honduras ha logrado reducir la inseguridad alimentaria en un 10%, pasando del 28% al 18% en las zonas rurales con diferentes programas y donde las mujeres rurales juegan un papel crucial en la producción y preparación de alimentos para sus familias.
El Día Internacional de las Mujeres Rurales, celebrado el 15 de octubre, fue establecido por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas en 2007, para reconocer la valiosa contribución de las mujeres en el desarrollo rural y agrícola. Estas mujeres desempeñan un papel crucial en la erradicación de la pobreza y en la mejora de la seguridad alimentaria.