El conflicto palestino-israelí ha estallado este fin de semana en una nueva guerra en Oriente Medio. El ataque sin precedentes por tierra, mar y aire del grupo islamista Hamás pilló con la guardia baja a Israel, cuya inteligencia militar falló en su detección. «Estamos en guerra», proclamó abiertamente el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en una declaración donde avanzó duras represalias contra las milicias palestinas.
El intercambio de fuego ha continuado este domingo, con numerosos cohetes lanzados desde la Franja de Gaza y bombardeos israelíes sobre objetivos de Hamás en ese enclave. Los enfrentamientos armados también continúan sobre el terreno, con las tropas israelíes tratando de «liberar» a residentes atrapados en las comunidades tomadas por las milicias palestinas.
La escalada de violencia ha dejado ya más de un millar de muertos en ambos bandos, mientras que los heridos se cuentan por miles. En concreto, al menos 413 palestinos han fallecido en Gaza por los ataques aéreos de Israel y los combates de milicias palestinas con fuerzas israelíes, mientras que se calcula que las víctimas mortales en Israel superan las 700, la cifra más alta nunca registrada en este país por un ataque en cuestión de menos de dos días.
Al drama de las víctimas hay que sumar otro duro golpe para Israel: el secuestro de más de 100 israelíes, civiles y soldados, que fueron capturados el sábado durante la incursión de los milicianos palestinos en territorio judío para ser trasladados como rehenes a Gaza. Hamás ya ha confirmado que todos ellos serán usados como moneda de cambio para la liberación de presos palestinos de las cárceles israelíes. «Fueron a por abuelas, niños, bebés. Los números no tienen precedentes», declaró este domingo el portavoz internacional de las Fuerzas de Defensa de Israel, Richard Hecht.
Por si esto fuera poco, la milicia chií de Hizbulá —aliada de Irán y Hamás— quiso sumarse este domingo al conflicto con una serie de ataques contra posiciones israelíes en la zona fronteriza del Líbano, un frente abierto que Israel trató de apagar bombardeando el sur del país árabe vecino.
En medio del caos aún existente también hay una cifra indeterminada de personas desaparecidas. Sus familias desconocen su paradero y no saben aún si están muertas o bien secuestradas en la Franja, motivo por el que muchas de ellas acudieron este domingo a la policía para aportar fotografías y muestras de ADN, con la esperanza de encontrarlos con vida.
«Este es nuestro 11 de septiembre», lamentó el portavoz militar Richard Hecht. La fecha elegida por Hamás tampoco parece casual: un día después del 50 aniversario del inicio de la guerra del Yom Kipur (1973). Eyal Hulata, asesor de seguridad nacional del anterior gobierno (2021-23) y expresidente de Consejo de Seguridad Nacional, ha comparado el trauma en el imaginario colectivo israelí por ese episodio con lo ocurrido este fin de semana. «Fueron capaces de sorprendernos tácticamente y causar mucho daño en términos de víctimas. Civiles han sido asesinados en sus casas, en sus camas. Esto no tiene precedentes. Hamás nunca ha podido hacer nada así», indicó.
Ante esta situación, y según el mayor general en la reserva Israel Riv, el Estado judío tiene ahora «dos desafíos de igual importancia: rescatar a los rehenes en Gaza y actuar contra Hamás», por lo que «la única salida es una operación masiva de represalia», algo que cree que «está sobre la mesa» del aparato de Seguridad.
«Los destruiremos y vengaremos con fuerza», manifestó este sábado Netanyahu, que ha reconocido que su país se ha embarcado «en una guerra larga y difícil» y que van a continuar «sin tregua hasta alcanzar los objetivos».
Los bombardeos por parte de aviones de combate israelíes no han dejado de sucederse en la Franja de Gaza, donde las montañas de escombros se multiplican donde antes había bloques de viviendas. Los cortes de electricidad también suponen un problema para la población gazatí, muchos de ellos forzados a refugiarse en escuelas de Naciones Unidas.
A nivel internacional, la UE ha desplegado ya su diplomacia a través de una serie de contactos con líderes de Oriente Medio para tratar de que cese la violencia, mientras que la Liga Árabe convocó una reunión «urgente» de los ministros de Exteriores árabes para esta semana para «concertar y coordinar tras el deterioro de la situación en Gaza y el desencadenamiento de acciones militares contra los civiles y para encontrar medios para frenar esta escalada grave».
Mientras tanto, el final de los combates está todavía lejos, tal y como sentenció el portavoz israelí Richard Hecht: «En los próximos días va a ser una lucha larga, haremos lo que sea necesario para responder a este ataque bárbaro».