La situación que enfrenta la comunidad garífuna en Miami es de gran preocupación, ya que la erosión costera está amenazando directamente sus hogares y su entorno natural y cada día el mar se apodera de la comunidad, según denuncian los pobladores.
Expresan que el avance del mar hacia las playas y viviendas en forma acelerada no solo representa un riesgo para la seguridad y el bienestar de los residentes, sino que también tiene graves implicaciones ambientales y económicas a largo plazo y al parecer, no hay una alternativa que indique qué es lo que sucede y cómo enfrentar la situación.
Por iniciativa de la comunidad, se han adoptado algunas medidas, pero ellos demandan la implementación de estrategias de gestión costera, como la construcción de barreras naturales, la restauración de manglares y otros hábitats costeros, así como la regulación del desarrollo costero para evitar la exacerbación de la erosión.
Además, se deben realizar estudios exhaustivos para comprender mejor las causas subyacentes de la erosión en la zona y desarrollar soluciones adaptadas a las necesidades específicas de la comunidad garífuna.
Un comunicado del patronato de la comunidad garífuna de Miami expone una serie de preocupaciones fundamentales respecto al trato y la relación con ciertas ONG ambientalistas.
En él, se destaca la percepción de que estas organizaciones han utilizado a las comunidades garífunas y ladinas como meras herramientas para obtener fondos millonarios, sin realmente invertir en su beneficio.
Esta crítica se fundamenta en el hecho de que, a pesar de recibir financiamiento durante décadas, no se ha visto un impacto significativo en el mejoramiento de las condiciones de vida de estas comunidades.