¿Quén iba a pensar que un ataúd navideño sería tan popular? La ingeniosa idea de un empresario de Ourense.
Esta sorprendente cesta de navidad es ya una tradición para la funeraria ubicada en Barbadás (Ourense). Está valorada en 2.500 euros e incluye también un televisor y un robot de cocina.
¡Renovarse o morir… y nunca mejor dicho! Eso es lo que debió pensar Arturo Varela hace ya cuatro años cuando comenzó una forma para vender las papeletas de lotería de navidad de su empresa.
Una funeraria del barrio de A Valenzá, en Barbadás (Ourense).
Corría el año 2018. En vez de regalar la típica cesta de navidad como premio al ganador de su lotería, Varela tiró de ingenio y, de una manera muy divertida (o tétrica, según se mire), decidió que los productos de su cesta irían mejor dentro de un ataúd.
La idea fue todo un éxito y en pocos días vendió todas las papeletas de las que disponía para el sorteo de su cesta-ataúd.
“Siempre me había dado la sensación de que nuestro oficio se ligaba a personas serias y tristes, trajeadas y de pocas palabras. Quería demostrar que somos gente normal y que esta es una profesión más”, dijo.
Que nosotros también nos reímos y disfrutamos de la vida –agregó-, que a eso hemos venido a este mundo.
Una Thermomix y un Satisfyer
Este año, los productos de su cesta-ataúd alcanzan un valor de 2.500 euros.
Además de la paleta ibérica, el jamón, las botellas de vino, los turrones y otros productos navideños, la cesta de la Funeraria Ourense ofrece también un patinete eléctrico, una pantalla de TV de 55 pulgadas, una Thermomix, una cafetera y hasta el famoso succionador de clítoris Satisfyer.
Cada papeleta cuesta 10 euros y vende un total de 333 tickets en la floristería de la funeraria.
El afortunado será a quien le coincida el número con los tres últimos dígitos del primer premio del sorteo del Niño.
La funeraria recauda un total de 3.330 euros. “Yo solo recupero lo invertido, todo el dinero excedente lo donamos a una asociación que trabaja con niños con autismo y sus familias, ApuntasTE” afirma el empresario.
Ahora su idea es toda una tradición en su empresa y al finalizar el verano los vecinos ya empiezan a preguntar por el sorteo.
Varela asegura que, si el ganador quiere, le regala hasta la caja, aunque reconoce que “es malucha” para que no haya sorpresas.
Un ataúd navideño para disfrutarlo en vida, no cabe duda.
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