A pesar de que las finanzas están en una situación crítica, el gasto rígido en sueldos y salarios se ha mantenido en espiral.
De cada lempira que ingresa en concepto de impuestos, 44 centavos son destinados al pago de remuneraciones a los funcionarios y empleados públicos.
En el lapso 2020-2022, el renglón de servicios personales mostró un incremento del 20 por ciento. El monto para la entrega de sus remuneraciones a los burócratas se incrementó desde 67,000 millones a 81,000 millones de lempiras.
En la Administración Central, la masa salarial pasó de 52,000 millones a 61,600 millones de lempiras, consta en los propios reportes de la Secretaría de Finanzas.
Y para cubrir los sueldos y salarios de las instituciones descentralizadas, la asignación presupuestaria pasó de 15,500 millones a 19,500 millones de lempiras.
Se prevé que entre 2022 y 2023, la masa salarial haya aumentado en alrededor de 8,700 millones de lempiras.
Los recursos propios, que son los provenientes de los tributos, están proyectados en más de 206,000 millones de lempiras para el presente año fiscal; de esta cantidad, 90,000 millones de lempiras están dirigidos a servicios personales; es decir, salarios y aportaciones.
El pago de salarios se ha convertido en el principal destino de los ingresos tributarios de Honduras, en detrimento de las prioridades de sanear las finanzas, reducir el déficit entre los gastos y los ingresos y aliviar el peso del endeudamiento público.
En los tres o dos años recientes, el aparato gubernamental ha crecido desordenadamente. El número de dependencias estatales ha pasado de 90 a 130, lo que ha desembocado en un incremento de 5,000 millones de lempiras en el monto erogado para la masa salarial.
La distribución de tales recursos es bastante inequitativa, porque apenas 1,500 empleados y funcionarios ganan más de 60,000 lempiras mensuales, mientras el 60 ó 70 por ciento de los puestos de trabajo tienen su nicho en la economía informal y el salario mínimo alcanza sólo diez mil lempiras en promedio.
Casi el cincuenta por ciento de todos los impuestos van para sueldos y salarios de una población de burócratas, cuya gestión por resultados es ineficaz, pero que “perfora” las finanzas.
