Tiene casi tantos años como la Biblia, y su imagen no ha mejorado mucho con el tiempo, pero los cuentos de hadas usaban mucho este estereotipo y tenían razones para ello.
De la de Cenicienta, que no la permitía asistir a un baile, a la de Blancanieves, que era más radical y decidía directamente asesinarla, el gremio de las madrastras en general está un poco defenestrado a nivel mundial y no causan la mejor de las impresiones.
Siglos de historias en contra de ellas pueden haber ayudado un poco, pues aunque las sociedades (y las relaciones familiares) hayan evolucionado, parece que los cuentos de hadas tradicionales siguen siendo los mismos (con alguna variación marca Disney).
El estereotipo de la madrastra de los cuentos de hadas, en realidad, no fue siempre tal.
Muchas historias crueles de los hermanos Grimm en realidad no tienen como protagonistas a las madrastras, sino a las propias madres.
Algunos ejemplos: ‘La hambruna’ cuenta la historia de una mujer que abandona a sus hijos en un periodo de carestía.
Aunque con el tiempo ha cambiado, en los primeros relatos que se contaban de ‘Hansel y Gretel’ era su propia madre la que los abandona en el bosque. Pese a todo, las madrastras tampoco salían excesivamente bien paradas en los cuentos de los hermanos alemanes, que cogieron aquellos fragmentos de historias orales y los unieron creando historias.
La moraleja era clara: los padres deben proteger y apoyar a sus hijos, y las madrastras deben hacer lo correcto con los hijastros, o sucederán cosas malas Pero es que la Biblia ya tiene referencias que no dejan a las mujeres con hijos en el mejor de los lugares: Sara, la matriarca que dio a luz al hijo de Abraham, expulsó a sus otros hijos para que murieran para no diluir la reserva de la herencia.
Un motivo como cualquier otro. Pero el auge de las madrastras ha tratado de explicarse racionalmente. Como cuenta el profesor Lawrence Ganong en un artículo publicado en ‘BBC’: «Cuando se crearon estos cuentos de hadas, la esperanza de vida era extraordinariamente baja.
Las mujeres a menudo morían al dar a luz, dejando a los niños solo al cuidado de los padres.
Las madrastras malvadas que aparecían en las páginas de los cuentos de hadas ofrecían consejos familiares de advertencia: los padres deben proteger y apoyar a sus hijos, y las madrastras deben hacer lo correcto con los hijastros, o sucederán cosas malas».
Los psicólogos advierten de que, además, estas historias ofrecían a los lectores salidas terapéuticas para procesar sentimientos que podían considerarse tabú como la ira y el resentimiento maternales, sobre todo en un mundo en el que los hombres tendían a volver a casarse con mujeres tan jóvenes que a veces podían tener edades parecidas a las de sus hijas, lo que a su vez podía provocar rivalidades por la atención del padre u otras fricciones.
En la década de 1970 los investigadores idearon un nombre para los casos de abuso de padrastros: el efecto Cenicienta Lo curioso es que, pese a que las familias han evolucionado en todos estos años y se han normalizado e integrado en la sociedad, el mito de la madrastra todavía está presente quizá porque como señalábamos al principio los cuentos siguen siendo los mismos.
Algunos estudios de finales del siglo pasado quizá trasmutaron esa imagen de los cuentos a la vida real.
En la década de 1970 los investigadores idearon un nombre para los casos de abuso de padrastros: el efecto Cenicienta, al descubrir que estos hacían daño a los niños en cifras superiores a los padres biológicos. Aunque hay una importante aclaración: las madrastras no entraban en la ecuación.
De hecho, una encuesta hecha en 2021 con 295 hijastros llegó a la conclusión de que la mayoría tenía relaciones positivas con sus madrastras.
Al fin y al cabo, los problemas y los conflictos que de manera metafórica trataban esas historias no estaban tan alejados de los actuales: los miedos de los hijos a que sus madres biológicas puedan ser relegadas, y los propios temores de las madrastras a no estar a la altura o ser vistas como intrusas.
A día de hoy el término todavía tiene connotaciones negativas, pero es cierto que en la cultura pop está tratando de ‘blanquearse’ su imagen. Algunas series o películas (‘Modern family’ o ‘Juno’) retratan a la madrastra clásica de una manera mucho más positiva que antaño. Evolucionamos, y nuestras historias y mitos también deben adaptarse a las circunstancias.