Juan Orlando Hernández de las mieles del poder a la oscuridad de una prisión

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La sentencia del expresidente Hernández no es el final de la historia del narcotráfico en Honduras, es el principio de una cadena de juicios y de revelaciones de crudas verdades del porqué se enlutaron muchas familias hondureñas.

El expresidente Juan Orlando Hernández ha sido víctima de su ambición al poder y al dinero. Sentenciado a 45 años de prisión y cinco años de libertad condicionada, el exmandatario hondureño entró en la historia como el único titular del Poder Ejecutivo que ha sido extraditado y condenado por narcotraficante.

“La mentira tiene patas cortas”, decían las matronas de nuestros pueblos, y esto se convirtió en un presagio casi silencioso de lo que pasó con el expresidente Hernández, quien juraba, “a pie juntillas”, su inocencia que poco a poco fue desvirtuada por los miembros de la Fiscalía de Estados Unidos.

Nada más claro que los testimonios visuales y los audios que se presentaron durante el juicio. Todo quedó en evidencia. En el banquillo de los acusados se encontraba un político que se convirtió en narco y un narco que se convirtió en presidente para luego caer a su realidad: una oscura prisión en Nueva York.

Extradición de un presidente

El expresidente Juan Orlando Hernández fue arrestado y detenido por las autoridades hondureñas el 15 de febrero del 2022, a petición de la justicia estadounidense. Hernández fue acusado, condenado y sentenciado por tres casos ligados al delito de narcotráfico.

La acusación formal alega que desde al menos alrededor de 2004, hasta alrededor de 2022, inclusive, Hernández, que fue presidente de Honduras durante dos mandatos, participó en una conspiración corrupta y violenta de narcotráfico para facilitar la importación de cientos de miles de kilogramos de cocaína a los Estados Unidos. Hernández supuestamente recibió millones de dólares para usar su cargo público, las fuerzas del orden público y el ejército para apoyar a las organizaciones de narcotráfico en Honduras, México y otros lugares.

“Juan Orlando Hernández, el expresidente de Honduras, supuestamente se asoció con algunos de los narcotraficantes más prolíficos del mundo para construir un imperio corrupto y brutalmente violento basado en el tráfico ilegal de toneladas de cocaína a los Estados Unidos”, expresó en su momento el fiscal federal para el Distrito Sur de Nueva York, Damian Williams. 

“Se alega que Hernández usó sus vastos poderes políticos para proteger y ayudar a los narcotraficantes y líderes de cárteles, alertándolos sobre posibles interdicciones y permitiendo la violencia fuertemente armada para apoyar su tráfico de drogas. Felicito a los fiscales de carrera del Distrito Sur de Nueva York por sus incansables esfuerzos para desarticular todo el ecosistema del tráfico de drogas ilícitas, desde traficantes callejeros hasta un exlíder mundial, y todo lo demás”.

Ahora el expresidente Juan Orlando Hernández deberá purgar una sentencia de 45 años de prisión, que a sus 55 años parecen más una cadena perpetua, porque saldría en libertad cuando cumpla 100 años. Con suerte para morir en Honduras, caso contrario solo saldrá cuando haya muerto en prisión. ¿Condena mínima?, una condena que huele más a cadena perpetua.

Alegría y ostracismo

De acuerdo con los sondeos hechos por www.enlaplaza.hn tras la lectura de la sentencia, muchos ciudadanos reaccionaron aliviados, otros alegres porque consideran que al fin se hizo justicia y otros recurrieron al ostracismo.

Sin embargo, la familia del expresidente Juan Orlando Hernández reaccionó públicamente insistiendo en la inocencia de éste, considerando lo hecho en el juicio como un acto de persecución.

Días antes, en los perfiles de tik tok de personas allegadas a la familia Hernández-García mencionaron que hubo persecución de parte del gobierno de Estados Unidos, pues durante el gobierno del expresidente se le quitó la base militar a los “gringos”, para construir un aeropuerto internacional civil.

Este extremo no ha sido comprobado ni negado por ninguno de los miembros de la delegación norteamericana, que mantienen un silencio al respecto, aunque sí recalcan cómo Hernández quiso ser un capo, que al final terminó capado.

Nadie está por encima de la Ley

La congresista estadounidense urgió al gobierno de Joe Biden para apoyar a Honduras “en sus esfuerzos por eliminar hasta el último rastro del legado corrupto de Juan Orlando Hernández».

La sentencia al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández «es un paso crítico en la dirección correcta, pero no deshace los años de daño» que infligió al pueblo hondureño y a toda la región, reaccionó la congresista estadounidense Norma Torres.

El miércoles, el juez Kevin Castel impuso una sentencia de 45 años de cárcel y cinco años de libertad supervisada a Hernández por narcotráfico.

«El pueblo de Honduras merece un liderazgo que defienda la democracia y el Estado de derecho. El liderazgo de Juan Orlando Hernández fue impulsado por el deseo de servir a un hombre: a sí mismo», señaló la congresista de origen guatemalteco en la declaración dada a conocer el mismo día que fue leída la sentencia.

La sentencia es un recordatorio de que nadie está por encima de la ley y que todos los gobiernos deben anteponer la estabilidad económica y el bienestar de su comunidad antes de sus propios intereses, apuntó.

Sigue el primo de Juan Orlando Hernández

La inminente sentencia de Mauricio Hernández Pineda, alias ‘El Primo’, será el 2 de julio en la misma corte donde se realizó el juicio de JOH. La defensa solicita 15 años de prisión, mientras que la fiscalía pide 20 años. Hernández Pineda, exoficial de la policía, jugó un papel crucial en el apoyo logístico y de seguridad a los cárteles de narcotráfico en Honduras.

El proceso judicial contra el expresidente Juan Orlando Hernández culminó en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, donde el juez Kevin Castel lo sentenció a 45 años de prisión más 5 años de libertad supervisada.

Este fin de un juicio que terminó con una condena y una sentencia, marca también el inicio de una sentencia inminente para otro implicado en la estructura de los Hernández Alvarado: la de Mauricio Hernández Pineda, alias ‘El Primo’.

El 2 de julio de 2024 en esa misma sala del juez Castel se determinará la pena que se impondrá al exoficial de la Policía Nacional.

La defensa ha solicitado 180 meses (15 años) de prisión, mientras que la Fiscalía pide 240 meses (20 años).

Mauricio Hernández Pineda se declaró culpable de los tres delitos que se le imputan en esa Corte: conspirar para trasegar cocaína a Estados Unidos y el uso de armas y dispositivos destructivos durante las operaciones del narcotráfico.

Honduras se convirtió en un narcoestado durante la administración Hernández. Un Estado en el que los políticos se convirtieron en narcos y los narcos en políticos…, y la historia continúa.


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