Rusia mueve unos 100 misiles S-300 y S-400, mientras aumenta el temor a una bomba sucia sobre Ucrania justo cuando la guerra va a cumplir nueve meses.
Los analistas consultados por The Mirror creen que estos movimientos de misiles hechos antes de los bombardeos masivos de esta semana están interconectados.
Los emplazamientos significan que los funcionarios rusos creen que Moscú necesita más defensa, en un momento en que la guerra se ha estancado.
El despliegue de misiles se produce cuando se sabe que 83.460 soldados rusos han muerto en la invasión, 2.879 tanques destruidos, 278 aviones alcanzados y 1.536 destruidos desde el 24 de febrero.
Con Rusia en retirada tras el feroz avance ucraniano en el sur y el este, además de la pérdida de la ciudad clave de Jersón, Moscú ha atacado a Ucrania con más de 120 misiles esta semana.
Los misiles han alcanzado las infraestructuras ucranianas, dejando a diez millones de ucranianos sin electricidad y con apagones a gran escala a medida que se acerca el frío del invierno.