Las intensas lluvias resucitaron un lago en California

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Las lluvias trajeron fuertes inundaciones afectando pueblos y granjas en el Valle de San Joaquín, California.

Desde que fue drenado a finales del siglo XIX, la cuenca seca del Lago Tulare ha servido como tierra fértil para la agricultura del Valle de San Joaquín, pero su renacimiento por las inundaciones causadas por el atípico invierno amenaza con trastornar esa actividad.

Meses de incesantes lluvias provocadas por una inusual serie de ríos atmosféricos en el oeste de Estados Unidos durante el invierno trajeron, entre otras consecuencias, fuertes inundaciones que han afectado pueblos y granjas en el Valle de San Joaquín, en el centro de California, y han comenzado a resucitar el Lago Tulare.

Hasta mediados del siglo XIX cuando los ríos y quebradas que lo alimentaban fueron desviados para aprovechar el agua para la agricultura y servir las ciudades cercanas secándolo completamente, el Lago Tulare había sido el cuerpo de agua dulce más grande al oeste del río Mississippi con una superficie de casi 800 millas cuadradas, el equivalente a cuatro veces el tamaño del Lago Tahoe.

La cuenca del Lago Tulare sirve de tierra fértil para la agricultura

Por más de un siglo, la cuenca seca del lago Tulare ha servido de tierra fértil para la agricultura, con plantaciones de vegetales, frutas y nueces, como almendras y pistachos, que hoy se ven amenazadas con el renacimiento del histórico lago poniendo en peligro la actividad económica de la región.

El condado de Tulare ocupa el segundo lugar en el país por valor de mercado agrícola, según el Censo de Agricultura de 2017, y es uno de los principales proveedores de frutas, vegetales, nueces, leche y quesos en todo el país.

Las inundaciones están enfrentando a vecinos en un área en la que pequeñas granjas familiares conviven con enormes granjas industrializadas y donde las soluciones que benefician a unos pueden ser perjudiciales para otros.

Las inundaciones en el condado de Tulare apenas comienzan

Lo peor para los residentes del área es que los expertos dicen que la llegada de las aguas apenas comienza y que la situación debe ser vista como un desastre natural en cámara lenta, que no se puede enfrentar eficientemente con la infraestructura existente.

A medida que se derrita la capa de nieve que cayó durante el invierno sobre las montañas de la Sierra Nevada que colindan con la cuenca del lago Tulare, que actualmente es tres veces más voluminosa de lo normal, las comunidades seguirán enfrentando problemas.

A diferencia de otras ocasiones en que el lago Tulare ha experimentado breves renacimientos por inundaciones causadas por niveles inusualmente altos de lluvia o nieve derretida, como en 1983 y 1997, esta vez en la presencia del agua podría persistir por años, afectando el suministro de almendras, pistachos, leche y frutas a nivel nacional.

El problema se ve agravado ya que, aunque el sistema de irrigación que secó el lago está diseñado para aprovechar cada gota de agua en un área que es normalmente seca, esta temporada fluye mucha más agua de la que se puede utilizar.

A través del bombeo de agua subterránea, los agricultores usan más agua de la que fluye naturalmente, lo que ha provocado que la tierra se hunda drásticamente, en algunas partes hasta 28 pies, según el Servicio Geológico de EEUU, lo que ha hundido la cuenca.

Los expertos creen que es posible que el mismo flujo de agua que está causando las inundaciones y el reabastecimiento del Lago Tulare continúe hasta agosto o septiembre gracias a una capa de nieve que se estima en más de 50 pies de profundidad, algo no visto en los últimos 75 años.

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