El FBI no cuenta con pistas para atrapar a Francisco Oropesa, a quien se le supone responsable de matar a sus vecinos en San Jacinto, Texas.
Las autoridades ofrecen una recompensa de 80,000 dólares y el FBI no parece estar más cerca de capturar al asesino tras casi dos días de búsqueda.
La noche del viernes, el sospechoso asesinó a los vecinos incluyendo un niño de 8 años cuando le pidieron que dejara de disparar en el patio de su casa porque un bebé no lograba dormir.
Después de la masacre huyó hacia una zona rural boscosa, dijeron las autoridades.
Oropeza es considerado armado y peligroso después de huir de la zona el viernes por la noche, probablemente a pie.
El sheriff del condado de San Jacinto, Greg Capers, dijo que las autoridades habían ampliado la zona de búsqueda a 20 millas más allá de la escena del tiroteo.
Durante las primeras horas de la búsqueda, los investigadores encontraron ropa y un teléfono mientras peinaban una zona que incluye densas capas de bosque, pero los perros rastreadores perdieron el rastro, dijo Capers.
La policía recuperó el rifle tipo AR-15 que habría usado Oropesa para matar a sus vecinos, pero las autoridades no dudan que siga portando otro tipo de arma.
Padre de niño asesinado narra el momento de pánico
Las víctimas, todas de nacionalidad hondureña, han sido identificadas como Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velázquez Alvarado, de 21; Julissa Molina Rivera, de 31; José Jonathan Casares, 18; y Daniel Enrique Laso, 9.
En una vigilia celebrada el domingo en Cleveland, Wilson García, padre del bebé de un mes y del niño asesinado, describió los aterradores esfuerzos que hicieron esa noche en su casa amigos y familiares para escapar, esconderse y protegerse a sí mismos y a sus hijos.
García dijo que él y otras dos personas habían ido a pedir «respetuosamente» a Oropesa que disparara su arma más lejos de la casa, que está en una calle donde los residentes dicen que no es raro que los vecinos se relajen disparando armas.
García dijo que se alejó y llamó a la policía cuando Oropesa se negó. Fue entre 10 y 20 minutos después cuando dijo que vio al vecino cargando su rifle estilo AR-15 mientras corría hacia la casa.
«Le dije a mi mujer: ‘Entra. Este hombre ha cargado su arma'», dijo García. «Mi mujer me dijo que entrara porque: ‘A mí no me va a disparar. Soy una mujer'».
Todas las víctimas recibieron disparos de cuello para arriba, según las autoridades. Dos cuerpos de dos de las mujeres fallecidas fueron hallados encima de dos de los niños que sobrevivieron, en un aparente intento de protegerles de las balas.
Según las autoridades, por lo menos otras cinco personas que se encontraban en la casa en ese momento resultaron ilesas.
Las autoridades pudieron identificar a Oropeza gracias a un documento de identidad expedido por las autoridades mexicanas a ciudadanos que residen fuera del país, así como a la grabación de la cámara del timbre de la puerta.
Asimismo, la policía se ha entrevistado varias veces con la esposa del sospechoso.
Verónica Pineda, de 34 años, que vive enfrente de la casa del sospechoso, dijo que las autoridades le preguntaron si podían registrar su propiedad para ver si podía estar escondido allí. Dijo que temía que el atacante aún no hubiera sido capturado.
«Da un poco de miedo», dijo. «Nunca sabes dónde puede estar».
Pineda dijo que no conocía bien a Oropeza pero que de vez en cuando le veía a él, a su esposa y a su hijo montar a caballo por la calle.
Dijo que la familia había vivido allí unos cinco o seis años y que los vecinos habían llamado a las autoridades en el pasado para quejarse de personas que disparaban armas.