El Madrid no tuvo respuesta. Revalidar el título de Liga no depende de sus aciertos, sino de los fallos del Barça.
El Real Madrid se aleja de la Liga. Ese es el diagnóstico inicial, tras la pesadilla blanca en Mallorca. Un Vinicius maniatado por Maffeo y un penalti errado.
Al brasileño le cabe el orgullo de intentarlo hasta el final, a pesar de las dificultades y el acierto del adversario.
El Madrid no tuvo respuesta ni siquiera de penalti, detenido a Asensio. Revalidar el título de Liga no depende de sus aciertos, sino de los fallos del Barça.
Ancelotti tendrá que reinventar a su Real Madrid. El último percance, el de la meta, apunta a serio, además.
Son traicioneras las lesiones musculares, sobre todo para un portero que está muchos minutos inactivo.
Total, que entró Lunin de inicio en un once sin Modric ni Kroos, con Camavinga en el lateral y una medular más física. No funcionó.
Quería hacer Aguirre un partido largo y se lo acortó Muriqi al cuarto de hora.
No marcó directamente, porque fue Nacho quien envenenó el centro de Jaume Costa rumbo a la escuadra.
Pero el delantero kosovar bajó el saque largo de Rajkovic y buscó el cabezazo en ese juego directo que tan bien interpreta el Mallorca.
Un equipo organizado, bien armado, que cierra los espacios y pone un punto de intensidad extra.
Aprovechó el contencioso con Vinicius para sembrar el campo de minas.
Cada pelota fue un Vietnam. Las 12 faltas en medio partido prueban ese carácter impetuoso de los bermellones.
Casi no pasó nada más que el gol en el primer tiempo. Nada más de fútbol, claro. Sucesos sí hubo.
El partido de Vinicius, concretamente. Recibió la primera falta del partido, de Dani Rodríguez.
Además recibió las atenciones permanentes de Maffeo, que condujo el duelo al punto donde quería.
Desenfocó al brasileño, perdido en protestas, hasta sacarle la amarilla al caer aparatosamente tras cruzarse con el 20 madridista.
Hernández Hernández vio algo donde había sobre todo exageración, como Aspas en Sevilla.
Según Pellegrini, una «deslealtad repudiable». Amarilla para el delantero, que pedía a gritos una charla de esas que Ancelotti creía que no necesitaba.
Se desconoce si habló con él, pero en el segundo acto jugó más.
Total, que el Madrid se fue al descanso un punto desquiciado. En parte por no saber cómo meter mano al Mallorca, en parte por el raquítico añadido del árbitro y su particular forma de hacer justicia.
A menos faltas, más tarjetas. Pudo sentenciar Kang In-Lee en una contra por la derecha, pero dio el pase largo a Dani Rodríguez.
Ancelotti cambió a Vinicius al centro para escapar del marcaje de Maffeo, pero se encontró con Raíllo, que también le trató con cariño.
En esa posición buscó Vini un balón largo, se anticipó a Rajkovic y el portero le derribó. Penalti.
Asensio asumió la responsabilidad, buscó el lado de seguridad y el portero desvió con mucho mérito. Hay días en que nada sale bien.
Ancelotti metió todos los cambios para instalarse en campo del Mallorca.
Entró primero Modric y después Kroos, Alaba y Mariano. Cerró con tres el Madrid, con Camavinga, el más atinado del Madrid, en la medular.
El croata detectó bien los espacios entre líneas. Vinicius persistió, sin rendirse. Perdiendo algunas, ganando otras. Pero dando la cara. Le honra.
No será ejemplo para los hijos de alguno. Tampoco otros, cazados por las cámaras, como avanzó Aguirre en la previa. Allá cada uno con su conciencia.
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