El Barça derriba el muro del Sevilla y acaba goleando y gustándose

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Pese a que todavía queda un mundo, dejar al eterno rival y gran perseguidor a ocho puntos, era una ocasión que no se podía desaprovechar.

El Barça ha sabido ser paciente para llevarse un triunfo de oro ante un Sevilla muy conservador.

Los de Xavi no han perdido en ningún momento la compostura y han sabido esperar su momento para doblegar el muro andaluz.

Los azulgrana están de dulce, con la velocidad de crucero puesta y mostrando una gran madurez como equipo.

Queda todo un mundo pero este Barça huele a campeón y se comporta como tal. Sólido, competitivo y letal. Y cumple con lo que le faltaba.

Le pedían saber cerrar los partidos y hoy lo ha hecho. Después que Alba rompiera el cerrojazo sevillista, Gavi y Raphinha han firmado dos goles más para evitar cualquier posible susto.

La fórmula de los cuatro centrocampistas se está imponiendo, y todavía más en los grandes partidos.

Pese a la situación del Sevilla en la clasificación, este lo era y Xavi no ha sorprendido con su once.

Un único cambio, el de Jordi Alba por Balde en el lateral izquierdo, motivado también por el proceso febril que afectó al joven canterano el sábado.

Ninguna concesión de los azulgranas, que además han saltado al campo sabiendo que el Real Madrid había tropezado en Mallorca y que tenían una magnífica oportunidad para asestar un golpe a la Liga.

Pese a que todavía queda un mundo, dejar al eterno rival y gran perseguidor a ocho puntos, era una ocasión que no se podía desaprovechar de ninguna de las maneras.

Bien pronto, el partido se ha convertido en un reto de enorme magnitud.

El Sevilla formaba con una línea de cinco atrás, cuatro en el medio y con En-Nesyri sólo en punta y una actitud clara de venir a básicamente a defenderse y a esperar un error rival.

Atacar planteamientos así al Barça le cuesta especialmente pese a que la fórmula para superarlos se la sabe de memoria.

Ritmo alto de circulación de pelota y abrir bien el campo para intentar que aparezcan los espacios.

Pero los azulgranas se han quedado sin Busquets, pieza clave en escenarios así, a los cinco minutos por un pisotón en el tobillo y en su lugar ha entrado Kessie, que se ha situado de interior para que De Jong ejerciera de pivote.

El Barça ha monopolizado el balón pero se ha llevado poco botín en forma de ocasiones de peligro reales teniendo en cuenta el casi dominio total durante buena parte del primer tiempo.

Lewandowski ha tenido un mano a mano con el portero y un disparo lejano que han encontrado respuesta en un acertado Bono y un cabezazo de Araujo a la salida de un córner que se ha marchado desviado por poco ha sido lo único que han podido crear en condiciones.

Ha faltado precisión en las acciones finales de los azulgrana para desarbolar el cerrojazo del Sevilla de Sampaoli.

No había otra fórmula que insistir, tener mucha paciencia e intentar imprimir un pelín más de ritmo y ser más precisos para romper el muro del conjunto andaluz, que dejó a Rakitic de falso nueve como declaración de intenciones y ha seguido perdiendo tiempo en cada ocasión que podía.

El segundo tiempo ha seguido con la misma tónica, con el Barça proponiendo y el Sevilla bien cerquita de Bono hasta que Jordi Alba, que volvía al once cuatro partidos después, ha abierto la lata después de recibir una asistencia ‘a lo Laudrup’ de Kessie, que ha sabido tener clarividencia cuando estaba rodeado de rivales dentro del área.

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